sábado, 5 de septiembre de 2009

Dos.

Patricia y Nina. Ernesto y su ego.
Nunca se los dijo. Él ya lo sabía.
O no.
Patricia se avivó, también Nina. Se hablan y responden con la diferente e idéntica voz. Diferente de una boca. De la misma, o tal vez no.
Porque de esa boca doblemente besada y traicionada salieron las palabras que con la fija mirada en Ernesto dijeron antes del gatillo apretar. "Porque nos engañaste a las dos".

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